San Miguel, el arcángel más elevado y comandante de las tropas celestiales, con su espada de luz, mandó a Lucifer al inframundo. A parte de la caída de Satanás, Dios o su comandante supremo, inició un reseteo mundial, provocando el diluvio universal, en el cual perecieron todos los engendros nacidos de humanos y ángeles, y gran parte de la población mundial, solo salvando a los justos y puros. Según muchos historiadores y arqueólogos, nuestro planeta sufrió algo muy parecido a un diluvio universal, ya que hay evidencias de grandes subidas del nivel del mar en varias poblaciones y que habrían provocado enormes catástrofes en la época.

Miguel, Azazel, Enlil o Enki, no son más que los nombres que les han dado las diferentes culturas del mundo a los mismos seres de otros planetas que en la antigüedad nos visitaron y que nos siguen vigilando desde arriba. Ángeles y demonios, unos por tener el control sobre nosotros, los otros por protegernos, dos facciones eternamente enfrentadas, luchando con armas y naves celestiales.